Con el Fallo de la Corte de Justicia, a Cristina la hicieron futura Presidenta
- Equipo de HolaSalta!
- 10 jun
- 5 Min. de lectura
Nota Opinión.

La reciente decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que confirmó la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para cargos públicos de Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad, ha desatado una tormenta política en Argentina.
Con los votos unánimes de Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, el máximo tribunal cerró la vía judicial para la expresidenta, ratificando lo que desde su entorno y amplios sectores del peronismo se denuncia como una clara proscripción política.
Lejos de sepultar su figura, este fallo podría estar pavimentando el camino para que Cristina se consolide como un símbolo de resistencia, al estilo de líderes internacionales como Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, transformándola, paradójicamente, en una potencial “futura presidenta”.
Un fallo político en un contexto electoral
El timing del fallo no pasa desapercibido. Días después de que Cristina anunciara su candidatura a legisladora por la Tercera Sección Electoral de la provincia de Buenos Aires, la Corte Suprema emitió una resolución que la inhabilita para competir electoralmente.
Opiniones contundentes se puede oír de dirigentes políticos: “La Democracia sitiada y la principal dirigente opositora proscripta. Otra Argentina comienza, no sabemos cómo serán los días por venir, pero seguramente poco tranquilos”, reforzando la percepción de que la justicia actúa como un brazo político para neutralizar a la líder peronista.
El peronismo y sectores aliados, como el diputado Eduardo Valdés y el periodista brasileño Leandro Demori, han comparado este caso con el “lawfare” que enfrentó Lula da Silva en Brasil. En 2018, Lula fue condenado y encarcelado por corrupción en la operación Lava Jato, en un proceso que muchos denunciaron como persecución política para evitar su candidatura presidencial.
La anulación posterior de esas condenas por irregularidades judiciales y su regreso triunfal a la presidencia en 2022 son un espejo en el que el kirchnerismo ve reflejado el futuro de Cristina. “Lula no está dispuesto a alterar las relaciones internacionales, pero su caso demuestra que la justicia puede ser revertida cuando hay voluntad política y apoyo popular”, señala un análisis que resalta las similitudes entre ambos líderes.
El impacto en las bases y las familias argentinas
En un contexto de brutal ajuste económico impulsado por el gobierno de Javier Milei, con un “dólar pisado” y un endeudamiento que Cristina misma calificó como una “crónica de una muerte final”, su figura resuena con fuerza entre las bases militantes y las familias afectadas por la crisis.
En su discurso en la vereda del Partido Justicialista, la expresidenta llamó a “militar, organizarse y estar con la gente que los necesita”, un mensaje que encendió el fervor de sus seguidores. “Ni muerta, ni presa. Presidenta”, refleja cómo la condena no debilita, sino que revitaliza su imagen como líder de resistencia frente a un establishment judicial y económico percibido como opresivo.
Para las familias argentinas, golpeadas por la inflación, los bajos salarios y la precarización, Cristina representa una época de mayor estabilidad económica y distribución del ingreso. Como señaló en su discurso, “la historia argentina demuestra que a los dirigentes que gobiernan para el pueblo, que logran la distribución del ingreso más equitativa, no los perdonan”.
Este relato conecta con el sentir de miles que ven en su proscripción no un castigo por corrupción, sino un ataque a un proyecto político que priorizó a los sectores populares. En este sentido, el fallo podría estar galvanizando su apoyo, convirtiéndola en un símbolo de lucha contra un sistema que, según sus aliados, busca “disciplinar al peronismo”.
Lula, Cristina y el poder de la victimización política
El caso de Lula da Silva es el ejemplo más claro de cómo una condena judicial puede transformarse en un trampolín político. Cuando dejó la presidencia en 2010, Lula tenía una aprobación alta, pero su encarcelamiento en 2018, tras un proceso cuestionado por parcialidad, lo convirtió en un mártir para las bases del Partido de los Trabajadores (PT).
La filtración de chats entre el juez Sérgio Moro y fiscales, que revelaron un sesgo político, y la posterior anulación de las condenas por el Supremo Tribunal Federal (STF) en 2021, le permitieron a Lula recuperar su imagen y ganar las elecciones de 2022. “La persecución a Lula lo fortaleció, y lo mismo podría pasar con Cristina”.
Otros casos internacionales refuerzan esta narrativa. En Bolivia, Evo Morales enfrentó acusaciones de fraude electoral en 2019, que lo llevaron al exilio. Sin embargo, su retorno en 2020 y el triunfo de su delfín, Luis Arce, muestran cómo la persecución puede revitalizar la imagen de un líder.
Este respaldo, junto al de figuras como Rafael Correa y Baltasar Garzón, refuerza la idea de que Cristina podría seguir el camino de otros líderes latinoamericanos que transformaron la adversidad judicial en capital político.
¿Culpable o no? El debate que no importa
La discusión sobre la culpabilidad de Cristina en la causa Vialidad queda opacada por el impacto político del fallo. Aunque la Corte afirmó que “el debido proceso ha sido salvaguardado”, las acusaciones de lawfare y la percepción de un “Partido Judicial” al servicio del poder económico dominan el discurso opositor y se multiplican las voces que denuncian una “cacería” contra Cristina, mientras que desde el oficialismo y sectores de Juntos por el Cambio celebran el fallo como un triunfo de la justicia.
Sin embargo, la falta de pruebas directas que vinculen a Cristina con el direccionamiento de obras, como señaló su defensa, alimenta las sospechas de un proceso viciado. Para las bases peronistas, la culpabilidad es irrelevante frente a la narrativa de la proscripción. Como expresó Cristina, “estar presa es un certificado de dignidad histórica”.
Esta retórica, combinada con el descontento social por las políticas de Milei, posiciona a la expresidenta como una figura capaz de canalizar el malestar popular, incluso desde la prisión o la inhabilitación.
El futuro de Cristina y el peronismo
Lejos de ser el fin de su carrera, el fallo de la Corte podría ser el comienzo de un nuevo capítulo para Cristina Kirchner. La historia reciente de América Latina demuestra que la persecución judicial, cuando se percibe como injusta, puede transformar a un líder en un ícono de resistencia.
Lula, Morales y hasta Nelson Mandela, quien tras 27 años de prisión se convirtió en presidente de Sudáfrica, son ejemplos de cómo la adversidad puede fortalecer una figura política.
En Argentina, donde la polarización y la crisis económica dominan el escenario, Cristina tiene el terreno fértil para consolidarse como la líder de un peronismo renovado.
En las redes sociales, las encuestas que circulan en el entorno kirchnerista sugieren que, de no haber sido proscripta, Cristina podría haber sido “la candidata más votada” en Buenos Aires. Su capacidad para movilizar a las bases y articular un discurso contra el “poder económico concentrado” la coloca en una posición privilegiada para liderar la oposición a Milei, ya sea desde el llano o, en un escenario más extremo, imaginate lo que va a mover desde "la prisión domiciliaria".
El fallo de la Corte, lejos de apagar su estrella, podría estar encendiendo una nueva etapa. Cristina podría transformar la proscripción en un trampolín hacia la presidencia, no necesariamente en 2025, pero sí en un futuro cercano 2027. En un país donde “al cepo del salario le agregaron el cepo al voto popular”, la expresidenta parece estar escribiendo su propio guión de resurrección política.
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