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Hace dos meses que, para las personas en extrema vulnerabilidad, no se distribuyen fondos de asistencia especial, medicamentos, reactivos, material descartable… Desde el 5 de febrero, la interrupción fue total. Personas vulnerables con epilepsia, diabetes, ELA, cáncer, enfermedades raras, crónicas y/o costosas, discapacidades, HIV, SIDA, etc. están desamparados por un Estado que no los ve, no los quiere ver.
La cosificación es un mecanismo psicológico que deshumaniza al otro, le quita la atribución de ser humano. Es un mecanismo muy presente en violentos, perversos, psicopatas, que facilita maltratar, perjudicar, torturar, desatender… sencillamente: ignorando el sufrimiento de la víctima se evita la sensación de culpa. Las cosas no sienten.
Es así como aparecen nombres como “capital humano” (capital es aquello que tiene (o no) el valor de producir rédito económico.
Es aquí que, los desocupados, los adultos mayores, los discapacitados, no son parte del “capital”. No producen, dan pérdidas, no son útiles.
Antes de ser ministra, la titular de la cartera de capital humano, sostenía que si detectábamos una discapacidad durante el embarazo, podíamos Interrumpirlo, o bien dejar que nazca, aprovechar sus órganos y, lo que es obvio: descartar el resto. Suena monstruoso? Lo es.
La diputada estrella de la libertad avanza, sostenía que había que “matar jubilados”, porque constituían un gasto. Más adelante, proponía que se pudiera renunciar a la paternidad, cómo si un niño fuera una cosa que, si no la quiero, no la llevo. Y, como si fuese poco, le parecía una idea genial que si un padre no podía pagar la cirugía de una hija, “podría vender un riñón” (total tiene dos).
Para atender el planteo de los comedores, que ya no tienen alimentos, el gobierno propuso la compra del excedente de empresas alimenticias, es decir aquello que les sobra, aquello que ya no vendieron. Los desperdicios de la industria alimenticia para los desechables de la sociedad.
Una vez que el otro se percibe como una cosa, ya no es alguien: es algo. Algo que no siente, que no sufre, que no importa, que si está fallado o ya no “sirve” se elimina. El otro pasa a ser material descartable.
