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NOCHE DE PAZ - COLUMNA por Dr. Abel Cornejo

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Así comienza la letra de un popular villancico navideño, muy apropiado para la realidad de estos días que nos tocan vivir. Cumpliendo lo que había anunciado en campaña y apoyado por más del 56% del electorado, el presidente Javier Milei, dio a conocer parte del ajuste con el fin de equilibrar las cuentas públicas argentinas e iniciar de ese modo un proceso de saneamiento del déficit fiscal. Los anuncios a cargo del Ministro de Economía por una red de Youtube dejaron perplejos hasta los más conspicuos y ultramontanos economistas de cuño liberal de nuestro país. Sin duda el ordenamiento de los números de la economía son indispensables, lo que siempre se discutió, es el modo de hacerlo cuando ya no queda otro camino. Partiendo de la base que a nadie en su sano juicio, puede agradarle tomar semejantes decisiones. Aunque algunos agoreros que suelen frecuentar programas de televisión marquetineros, esbozan sonrisas complacientes, como una suerte de burla al sufrimiento de millones de argentinos. Simplemente seres repugnantes. El modo de hacer los ajustes es un gran dilema: unos dicen que debe utilizarse el shock de medidas, otros eligen el gradualismo. El presidente aborrece el gradualismo y siempre sostuvo que los ajustes deben hacer en forma rápida y sin titubeos. No cabe duda que cumplió.


Ahora bien, la presentación previa al ajuste estuvo precedida de una serie de afirmaciones apocalípticas e incluso en el discurso inaugural del mandato presidencial. Milei se retrotrae a cien años atrás. Eligió a Roca como modelo d estadista argentino y no se cansa en sostener que, además de ser el mejor presidente de nuestra historia, representa el epítome del ideario liberal, lo cual no es así. A continuación proclama a los cuatro vientos que esa gestión del general tucumano representa el modelo al cual quiere seguir. Sin embargo, Roca no fue liberal. Ejerció el poder de una manera férrea. Fue electo mediante elecciones fraudulentas por cuanto todavía no se había sancionado la ley Sáenz Peña y dio origen a la creación de la Unión Cívica Radical, primer movimiento popular argentino ¿Porqué se fundó el radicalismo? Porque bregaba por elecciones limpias y sufragio libre. Durante el gobierno de Roca, por eso llama tanto la atención que sea citado por un presidente liberal libertario o anarco liberal, se realizaron numerosísimas obras públicas. Parte del programa de ajuste, se basa en la supresión de la obra pública. Sutilezas o contradicciones. El tiempo lo dirá ¿Qué más se sancionó durante el gobierno de Roca? La ley 1420, llamada ley Láinez, en homenaje a su principal propulsor, el senador conservador por la provincia de Buenos Aires, Manuel Láinez, es la que estableció que la educación argentina debía ser pública, gratuita y obligatoria, para combatir el analfabetismo de manera integral y forjar la igualdad en el conocimiento como una manera de que en el futuro se acortara la brecha entre quienes podían o no educarse. Se sancionó el 30 de septiembre de 1905, precisamente durante la segunda presidencia de Julio Argentino Roca. La obra pública y la educación pública, fueron los dos mayores legados que dejó la llamada Generación del 80.


Curiosamente, en materia de educación, el nuevo gobierno degradó al Ministerio de Educación a una secretaría que integra el Ministerio de Capital Humano y la obra pública fue suspendida hasta nuevo aviso, con la aclaración previa de parte del oficialismo, que el modelo a seguir es “a la chilena” ¿Que significa la obra pública a la chilena? Que la hará el sector privado en su totalidad, ciertamente si se logran conseguir esas inversiones, debido a que se advierte hasta el hartazgo que el Estado Nacional no tiene plata. Cabe aclarar que en Chile el Estado se asocia al capital privado para la construcción de obras públicas. Se fabricaron remeras con la leyenda “no hay plata” Y si bien es cierto que en este momento no existe dinero, eso no quiere decir que si se sanean las cuentas públicas y se administra bien, nuestro país tiene una rapidísima capacidad de recuperación. Señalo esto, porque tal vez hasta por patología, jamás se debe renunciar ni a la esperanza ni al optimismo. El pesimismo enferma a los pueblos y hace decaer la moral colectiva. Es la estanflación de los espíritus. También debe decirse que en este ajuste, al pueblo argentino se lo llama “mercado interno” que es el que soportará las mayores “retracciones”, es decir los sacrificios y las penurias y que al final del túnel habrá una luz. En cambio, al “mercado externo”, giro economicista para describir al sector exportador, obtendrá ganancias multimillonarias. Como siempre, el esfuerzo y las privaciones quedan del lado del “mercado interno”. Tampoco se esbozó de qué modo iremos viendo la pequeña luz al final del túnel, porque es de esperar que el plan de ajuste lanzado de manera brutal y contundente, debería contemplar también métodos de reactivación que a las pequeñas y medianas industrias no las hagan sucumbir definitivamente, sino que puedan volver a tener una razón de vivir. Yuval Noah Harari, en su excepcional libro De animales a dioses, nos habla de las realidades imaginarias y las necesidades cambiantes cuando describe la evolución del pensamiento humano en la llamada revolución cognitiva. Nuestra realidad imaginaria debería ser que el ajuste para superar el déficit, debería hacer parir una sana administración del Estado, sino la rifa consecuente de las empresas públicas.


Y las necesidades cambiantes son el complemente exacto de las realidades imaginarias, porque una suerte de avatares pueden ocurrir de manera que la economía no es lineal sino que está condicionada por sucesos a veces imprevistos. En cualquier caso, sea la luz al final del túnel o la tan ansiado recuperación económica, tiene que tener como paradigma lo que tan bien describió el arzobispo de Buenos Aires, moneseñor Jorge Ignacio García Cuerva, en la ceremonia inter religiosa que se llevó a cabo el día de la asunción presidencial: la amistad social y la unión de los argentinos para alcanzar el bien común. Que la libertad de uno termina cuando empieza la del otro y que en definitiva el Estado, aunque se lo maldiga y se lo estigmatice, es una construcción colectiva tendiente a reducir la brecha vergonzosa de la pobreza y la marginalidad que no sólo nos duele, sino que nos interpela. El estado es la amistad social traducida en solidaridad. Por eso el Congreso de la Nación debe ser el ámbito de acuerdo, de discusión y construcción de las políticas públicas, que nos permita decir pronto: Argentina levántate y anda. En la unión nacional no hay ajuste, porque inexorablemente debe ser construida con grandeza y generosidad, sin exclusiones.


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