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Hay quienes, sin ruborizarse, afirman que los órganos para transplante deben formar parte de un mercado. Nos remite a pensar en el valor monetario que se le pondría a la venta de partes de un ser humano. Suena mal? Puede ser aún peor.
La Argentina tiene legislación clara al respecto: Ley 27.447 de Órganos, Tejidos y Células que regula las actividades relacionadas a la obtención y utilización de órganos, tejidos y células de origen humano en nuestro país. Y en todo momento habla de donación. Regula la presencia y supervisión del Estado en todos los procesos, la facilitación burocrática y la garantía de la infraestructura y recursos necesarios y la seguridad de los procedimientos.
Hoy, los promotores del cambio, también quieren libre mercado, en todo. Sin Estado. Sin control. Sin límites.
Dice Milei, “7500 personas esperan un órgano para transplante, busquemos mecanismos de mercado para resolver este problema”. Estos serían la oferta y la demanda? Y no nos olvidemos que, sin supervisión estatal, también las obras sociales pasarían a gozar de la misma libertad: elegir qué les conviene cubrir y qué no, como todo mercado.
Muchos miedos hay del lado de la oferta: Me van a sacar los órganos para venderlos? Me van a desangrar? Van a secuestrar a un ser querido? Voy a aparecer en una vereda, sin los ojos? Qué precio tenemos? Si estoy sano, paso a ser más codiciado? Si necesito dinero, puedo vender un pulmón? Puedo heredarle mi cuerpo a mi familia, para que lo venda? Me puedo vender? A cuánto cotiza el kilo vivo de ganado humano (como en la Sociedad Rural)? Y faenado?
Y del otro lado del mostrador? Ocupémonos de la demanda:
Qué va a pasar cuando el Estado deje de intervenir y de garantizar procedimientos, legalidad y procesos? Y cuando “el mejor sistema de salud, sea un sistema privado, en que cada argentino pague por los servicios que usa”?, dicho por Milei.
Podré comprar sangre en cuotas? Cuántos vouchers me va a costar un riñón? Cuántos vouchers, una córnea o un pulmón? Va a depender de la disponibilidad?, de la necesidad?, de la especulación? Y el estudio de compatibilidad, la extracción o ablación, la conservación, el traslado, el transplante mismo… se pagarán por separado? Y si no podemos pagar? Cuánto vale la vida? Cuánto, la desesperación?
Las respuestas posibles que el mercado tiene, para esas preguntas, dan escalofríos.
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