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TIEMPO DE REFLEXIÓN - COLUMNA por Dr. Abel Cornejo

Perfil de Abel Cornejo en HolaSalta: https://holasalta.com/profile/abelCornejo



En poco más de diez días, salteños y salteñas vamos a las urnas en una elección de vital importancia de cara al futuro. En los comicios del 14 de mayo elegiremos algo más que la renovación total de las autoridades provinciales, sino que en medio de una profunda crisis económica y social, Salta debe decidir si opta por eslóganes o proyectos. Sobre experiencia en gestión o promesas difuminadas. En todo acontecer humano existen errores y aciertos. En función de gobierno lo que no puede existir son las improvisaciones. Y mucho menos la descalificación permanente, acaso porque la oposición a un oficialismo no debe apoyarse jamás sobre el insulto o la descalificación, sino en planes superadores a la gestión que le tocó administrar la provincia. No fueron fáciles estos años. Nada más alejado de ello. Una pandemia arrasadora; una sequía como pocas se registraron en la climatología argentina; incendios generados por esa misma seca; emergencias hídricas más un contexto inflacionario, generan zozobra y escepticismo en el electorado.


Tal vez haya llegado la tantas veces postergada hora de cambiar las formas de hacer política. En todo caso, no es la política, son quienes la implementan y dentro de ellos, no todos, algunos que han quedado anclados en las malas costumbres de las viejas prácticas clientelares y de manejo de aparatos que asfixian y aplastan a las nuevas iniciativas. A menudo se repite que la política es el instrumento indispensable para la transformación de una sociedad y tal afirmación no solamente es cierta, sino irrefutable. Entonces debemos honrar a las formas de hacer política con libertad, transparencia, solidaridad y fundamentalmente con métodos selectivos que, al momento de votar, permitan que existe una selección dentro del sistema electoral, para que cuando se emita el sufragio la ciudadanía no encuentre una manifestación o una pléyade de candidatos, sino a un número mucho más reducido que llegó en base a procedimientos intermedios de selección, legalmente regulados. Habrá que ponerse de acuerdo si son las primarias abiertas, los neolemas con sistema D´hondt o qué forma de opción adecuada. Lo que no puede volver a suceder es que los candidatos/as de las categorías legislativas no sean lo suficientemente conocidos al momento de votar, por la cantidad, por falta de medios y por el corto lapso en que deben dirimirse la preferencias durante una campaña escueta que termina poblando de cartelería, atiborrando todos los rincones posibles, ante un electorado pasmado de tanta oferta. Hasta en economía se enseña que la oferta no debe superar a la demanda ¿Qué sucede entonces que no se aplica esta práctica en materia electoral?


Por otra parte, y pese al tamaño de la demanda social, no se pudo observar que haya propuestas y proyectos para discutir. Una enorme pobreza con eslóganes personalizados es lo que pudo avistarse en la propaganda electoral. Más allá de la falta de respeto a la ciudadanía, por una motivo esencial de responsabilidad social, tanto los debates de candidatos en todas las categorías más la exhibición de propuestas debería surgir de manera espontánea, no especulativa. Es también una forma de afianzar la democracia y la participación popular en decisiones tan cruciales como definitorias, como son las que so toman al momento de votar. Y es allí, donde la soberanía individual ejerce sus derechos electivos y conforme a ellos debemos garantizarle a cada ciudadano la libertad de elegir y la independencia de su accionar. El aumento exponencial de la pobreza, más la desocupación y el descreimiento hacia un vasto sector de la política, hizo que disminuyese el caudal participativo del electorado, como también el aumento el voto en blanco. Es decir que el abstencionismo electoral, en un país donde el voto es obligatorio y la emisión del sufragio sin preferencia a ningún candidato, como es la naturaleza del voto en blanco, son luces de alarma para una sociedad que debe buscar mejorar en las formas de participación ciudadana y los modos en que puede ejercitarse la democracia directa, los dos puntos de partida que generen mayor compromiso y a su vez disminuyen la desesperanza.


Otro tanto ocurre con el voto de la juventud. Recordemos que en nuestro país el derecho al sufragio comienza a los dieciséis años, con lo cual se puede avizorar que una importantísima franja del electorado parecería estar al margen de las decisiones y por cierto, de la participación comicial. Parecería que una parte de la juventud podría inclinarse hacia un sector extremo de la política, que propicia abiertamente la disolución de órganos esenciales del Estado, la supresión de nuestra moneda y fue tejiendo alianzas en el interior con algunos representantes ultramontanos del negacionismo argentino. Los extremos, tan propios de la política vernácula, nunca ayudaron a que nuestro país encuentre en la moderación y en los encuentros una forma de vivir, sino todo lo contrario. Lo que antes fue el partido militar, ahora aparece si bien institucionalizado dentro del sistema democrático, pero con ciertas tentaciones autoritarias cuyo leiv motiv es estigmatizar como casta a todo aquel que no pertenezca a esa manera tan peculiar de pensar. Asimismo, se dicen defensores de la libertad, cuando hace a la esencia de esa palabra excelsa, la noción más primordial de la tolerancia y el respeto como requisito de aceptación en la alteridad. Alteridad es visibilizar al otro, aceptar la opinión diferente y convivir en armonía pese a las diferencias. Alteridad es pensar en el otro, ser solidario. ¿Seremos capaces de construir una sociedad así? La libertad es la convivencia en las diferencias.


Y ante tantos interrogantes, debemos señalar también que la de nuestro país no es sólo una crisis económica cíclica decenal, como se vienen repitiendo desde hace treinta años a esta parte. En todo caso, esta vez la coyuntura entraña riesgos mayores: razón por la cual debemos ser conscientes que resulta necesario que se hagan reformas, como lo venimos sosteniendo hace tiempo. No sólo en materia económica y tributaria, como la regionalización, por ejemplo. Sino también en materia política. Seguimos yendo por algunos atajos, como es el caso de la ciudad de Buenos Aires, conde el mismo día se vota, simultáneamente,con boleta única electrónica y boleta papel. Un dislate que contribuye a la confusión del electorado. Cumplimos cuarenta años de democracia y un motivo para honrarla sería transparentar al máximo el sistema electoral argentino, que antaño diera origen a tantas luchas. En definitiva, cuando votemos tengamos previamente: un tiempo de reflexión. Un tiempo de pensar qué país queremos.


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