Conmoción en Hollywood: hallaron muerto a una de las principales figuras de la Máscara.
- Lourdes Gimenez
- hace 6 horas
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El actor Peter Greene, recordado por sus memorables villanos en el cine de los años 90, fue hallado sin vida a los 60 años en su departamento del Lower East Side, en la ciudad de Nueva York.
La noticia fue confirmada por su representante y mánager, Gregg Edwards, quien evitó brindar precisiones sobre la causa del fallecimiento.
El caso tomó estado público luego de que el diario New York Daily News informara sobre el hallazgo. Según relató Edwards, vecinos del edificio alertaron a las autoridades tras escuchar música sonando de manera ininterrumpida durante más de 24 horas. Tras una visita médica al lugar, se constató la muerte del actor, con quien el representante había hablado apenas unos días antes.
“Nadie interpretó a un villano mejor que Peter”, expresó Edwards en una conversación telefónica. “También tenía un lado amable que la mayoría no conocía y un corazón enorme”, agregó.
Nacido el 8 de octubre de 1965 en Montclair, Nueva Jersey, Greene inició su carrera actoral a los 20 años, ya instalado en Nueva York. Se consolidó como un actor de reparto clave para papeles de fuerte carácter. En 1994 alcanzó gran notoriedad al interpretar a Zed en Pulp Fiction, de Quentin Tarantino, y a Dorian Tyrell, el antagonista principal de Jim Carrey en La Máscara, roles que lo convirtieron en uno de los villanos más reconocibles del cine noventoso.
Entre sus trabajos más elogiados se encuentra Clean, Shaven (1993), donde encarnó a un hombre con esquizofrenia acusado de asesinato. The New York Times destacó su actuación por lograr un personaje “convincentemente angustiado y volátil”. También dejó su huella en The Usual Suspects y en Training Day, donde pronunció una de las frases más recordadas del film: “Bésame, cariño”.
Durante las décadas siguientes, Greene continuó trabajando en cine y televisión, especialmente en producciones independientes y policiales, manteniendo su sello de personajes duros y moralmente ambiguos. Su muerte deja un vacío en la memoria de una generación marcada por sus inolvidables interpretaciones.






























