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Rápido castigo del Mercado por la extorsión política de Trump a los Argentinos

Donald Trump desató una tormenta financiera: los bonos y acciones argentinas se desplomaron hasta 8,1% luego de que el presidente de Estados Unidos advirtiera que su país “no será generoso” con la Argentina si Javier Milei pierde las elecciones.


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La advertencia de Donald Trump de que EE. UU. “no será generoso” con Argentina si Milei pierde las elecciones provocó una estampida financiera que desnuda un problema central: la dependencia externa como condición de la estabilidad doméstica. En pocas horas, ADRs y bonos argentinos se hundieron hasta un 8,1 %, mientras el riesgo país escalaba sin freno.


Fue una señal cruzada y brutal: el presidente norteamericano condiciona el auxilio al resultado electoral, y el mercado local suspende el ánimo de especulación eufórica para dar paso al pánico. No es una caída técnica ni una corrección esperable, sino una advertencia: la ayuda es condicional, no permanente. La reacción del mercado expuso la fragilidad económica del Gobierno de Milei y la peligrosa dependencia del apoyo externo.



Los bonos en dólares, que poco antes operaban con cierto optimismo, revirtieron y cayeron más de 7 %. El Bonar 2035 lideró las pérdidas con –7,2 %, seguido del 2041 (–7 %) y el 2028 (–6,6 %). En los ADRs, el impacto fue mayor aún: Grupo Supervielle cayó 8,1 %, Vista Energy 7,8 %, Transportadora de Gas del Sur 6,7 %. El Merval también sufrió: revirtió las primeras subas y cerró con una baja de 2,1 %.


Las declaraciones de Trump dejaron muy poco lugar a la interpretación. Que él afirme que “si en 2027 Argentina retrocede, EE. UU. dejará de apoyarnos” llevan el condicionamiento más allá de lo coyuntural: proyectan una vigilancia permanente sobre la política interna. Que el vocero nacional, Manuel Adorni, lo reitere en redes (“si Argentina siguiera la senda del socialismo… volveríamos atrás”) solo da cuenta de cuán internalizado está ese vínculo de poder.



Pero más allá del efecto inmediato, vale escarbar lo estructural: que un país dependa de una decisión extranjera para sostener su crédito o estabilizar sus finanzas es admitir que no ha conquistado soberanía económica real. Que ese condicionamiento se plantee de modo público y explícito expone la fragilidad institucional detrás del discurso libertario.


Las elecciones del 26 de octubre ya no son solo un trámite político: son la prueba de fuego sobre la autonomía del Estado argentino frente a presiones externas. Y si los mercados respondieron tan visceralmente al ultimátum, es porque saben que el destino financiero del país no está solo en el voto, sino en quién decide fuera de nuestras fronteras.



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