La Unidad Fiscal expuso las pruebas científicas y criminalísticas que sustentan la acusación en el juicio por el homicidio de Jimena Salas
- Equipo de HolaSalta!
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La Unidad Fiscal interviniente realizó este miércoles 5, los alegatos en el juicio por el femicidio de Jimena Beatriz Salas, ocurrido el 27 de enero de 2017, en la localidad de Vaqueros.

Durante su exposición, la Unidad Fiscal presentó una valoración integral de las pruebas científicas, testimoniales y criminalísticas, que permitieron reconstruir con precisión las circunstancias del hecho y la participación de los imputados Adrián Guillermo Saavedra, Carlos Damián Saavedra y del fallecido Javier Nicolás Saavedra.
Desde el inicio, se resaltó que el trabajo de investigación se desarrolló bajo criterios de objetividad, rigor técnico y perspectiva de género, en cumplimiento de los estándares nacionales e internacionales que rigen la investigación de hechos violentos contra mujeres.
La investigación científica que permitió identificar a los agresores
La exposición de la Unidad Fiscal reconstruyó la línea investigativa que permitió identificar a los hermanos Saavedra como vinculados al hecho.
Uno de los elementos iniciales fue el análisis de las fotografías que la víctima tomó minutos antes de su muerte, en las que se observa a un hombre sosteniendo a un caniche toy gris con collar rojo. El animal, identificado como “Bonis”, pertenecía a Javier Saavedra y a su novia, y se convirtió en un elemento clave para la investigación.
Las imágenes permitieron registrar la vestimenta del sujeto (camisa celeste, pantalón oscuro y zapatos tipo mocasín marrones) y sus características físicas, coincidentes con los testimonios de vecinas de Vaqueros, que días antes habían visto al mismo individuo utilizando al perro para acercarse a otros domicilios.
También destacaron el testimonio en debate de otra vecina, quien relató haber sido abordada ese mismo día, con la misma modalidad, pero que en este caso, no aceptó quedarse con la perra y ante el Tribunal, reconoció a Javier Saavedra como la persona que la había visitado en su casa el 27 de enero de 2017.
Los peritajes sobre las imágenes realizados por profesionales del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), confirmaron mediante análisis morfológico y fotográfico, que la mascota fotografiada por la víctima, por las vecinas abordadas previamente y las recuperadas de la cuenta de Google de uno de los hermanos Saavedra, era el mismo animal.
Posteriormente, en allanamientos realizados en 2022 en el domicilio familiar de barrio Parque Belgrano, se secuestraron elementos coincidentes con los observados en las imágenes captadas en 2017, tales como la mochila verde militar y los anteojos, los cuales, comparados criminalísticamente, guardaban correspondencia con los elementos fotografiados por la testigo que, en el juicio, se definió como una «sobreviviente».
También se incautó una notebook vinculada a otro hecho de robo en la localidad de Santa Victoria Este, cuando Javier Nicolás Saavedra fue expulsado de una ONG, para luego trasladarse a vivir en un convento de la zona.
Además se secuestraron una tarjeta de SAETA y un DNI de otra persona, que fue objeto de una violenta sustracción en la zona de la UNSA, previo seguimiento realizado por un masculino desde la localidad de Vaqueros.
Destacaron que el día del femicidio, los análisis de cámaras de seguridad de una despensa de Vaqueros y de antenas de telefonía, permitieron establecer movimientos coordinados de los teléfonos de Javier Nicolás, Adrián y Carlos Saavedra, con desconexiones simultáneas y sincrónicas en el horario del hecho, así como desplazamientos hacia el sector de Vaqueros en vehículos identificados como un VW Vento y un Renault Clio.
La Unidad Fiscal puso énfasis en la presencia de los automóviles, tal como señalaron los testigos, en los laterales de la vivienda de Jimena Salas, y luego en el pasaje ubicado al frente de la misma, precisamente en los horarios del hecho. Consideraron para ello, elementos objetivos como las fotografías tomadas por la víctima, el horario en que se recuperó un intento de posteo en Facebook en la Red Vecinos de Vaqueros y el apagado del dispositivo móvil de la víctima, lo que permite fijar una línea de tiempo.
El peso de las pericias genéticas
Las pericias genéticas realizadas por el Servicio de Biología Molecular del CIF, constituyen uno de los pilares científicos de la acusación.
En distintas muestras recolectadas dentro de la vivienda —entre ellas, de una remera perteneciente a una de las hijas menores de Jimena Salas, de una puerta interior, de un maletín y de un elemento metálico hallado en la escena— se detectó material genético coincidente con el perfil de Javier Nicolás Saavedra.
Estos estudios fueron realizados con la presencia de un perito de parte propuesto por la defensa, lo que garantizó la transparencia y el control técnico de todo el proceso, que quedó registrado de manera fílmica.
Los resultados fueron concluyentes y nunca cuestionados jurídicamente por la defensa, que eligió canalizar su desacuerdo por vías mediáticas y sin presentar objeciones procesales.
Además, se identificó en la escena un segundo perfil masculino con vinculación patrilineal directa al de Saavedra, lo que refuerza la hipótesis de una intervención conjunta de dos agresores emparentados biológicamente.
Las conclusiones científicas, incorporadas con pleno control de las partes, otorgan trazabilidad y solidez probatoria al vínculo entre los imputados y la escena del crimen.
El móvil del ataque
Según se tuvo por acreditado, expuso la Unidad Fiscal, el objetivo inicial de los agresores fue ingresar a la vivienda con fines de robo, utilizando un ardid de confianza previamente planificado.
Javier Saavedra empleó a la perra “Bonis” para simular la búsqueda de los dueños de un animal perdido y lograr que la víctima le abriera la puerta, como ya lo había intentado minutos antes con otra vecina, y unos días antes en otra zona de Vaqueros. La Unidad Fiscal recordó que esta información está en la causa desde sus orígenes.
La reconstrucción del caso indica que Jimena Salas abrió la puerta motivada por su amor a los animales y su solidaridad. Fue entonces cuando Javier Saavedra logró que aceptara quedarse con la perra. La víctima fue a consultar a una vecina, si el animal era de su propiedad y le comentó que lo publicaría en la red de vecinos en Facebook, lo que no llegó a concretar. Luego, al recuperarse el contenido de su celular destruído, el posteo fue encontrado sin publicar.
En ese momento ingresó al domicilio el segundo masculino (“H2”), a buscar a la perra y su presencia fue advertida por otro testigo, quien relató haber escuchado que la víctima hablaba con un hombre y que se mostraban ambos los celulares, con el comentario “todo sale en la red de Vaqueros”. La Unidad Fiscal relacionó este testimonio con otros elementos de prueba, destacando que mientras tanto, los hermanos esperaban en las inmediaciones, moviendo los vehículos de lugar, controlando la maniobra y asegurando la retirada, según se recoge de testimonios de vecinos.
Dentro de la casa, la mujer se resistió valientemente para defender a sus hijas, especialmente, al ver que uno de los agresores golpeó a una de las niñas, dejándole un hematoma que fue mencionado por la madre de la víctima al prestar declaración en el juicio.
Esta reacción frustró el intento de robo y desató una violencia extrema dentro del domicilio de calle Las Virginias, en barrio San Nicolás de Vaqueros.
Los atacantes agredieron a Jimena Salas con dos armas blancas – una monocortante y otra bicortante- provocándole 53 heridas. La pericia forense determinó que intervinieron al menos dos agresores, y que uno de ellos —identificado genéticamente como Javier Saavedra— dejó su ADN en numerosos rastros de sangre levantados en la escena y a lo largo del inmueble, incluyendo la remera de una de las niñas. Bajo sus uñas y en el teléfono destruido en el lugar se halló el perfil genético de un segundo hombre aún no individualizado y que se conoce como H2.
Las tareas de Criminalística confirmaron además que los agresores recorrieron toda la vivienda en busca de dinero y objetos de valor, revisando armarios, un maletín y un joyero. Antes de huir, rompieron el celular de la víctima y arrojaron sus restos en la banquina de la Ruta Nacional 9, en un intento de eliminar toda evidencia.
La Unidad Fiscal explicó que la participación de los hermanos Carlos y Adrián Saavedra quedó acreditada por una combinación de testimonios, registros telefónicos, filmaciones y pruebas periciales.
Vecinos de la zona, durante el debate, declararon haber visto ese mediodía dos automóviles vinculados al grupo: un Volkswagen Vento marrón Dakar y un Renault Clio oscuro, ambos pertenecientes a los Saavedra.
Dos testigos clave coincidieron en haber visto a dos hombres distintos portando al mismo perro caniche, que luego se confirmó que era la perra “Bonis”. Uno de ellos identificó a Javier Saavedra y señaló con precisión el vehículo en el que se movilizaba, mientras que el otro, describió a otro hombre de camisa a cuadros descendiendo de un Clio negro, a escasos metros de la vivienda de Salas.
Las cámaras de seguridad ubicadas sobre la ruta registraron el paso conjunto de los dos vehículos hacia el domicilio de la víctima entre las 12:19:29 y las 12:19:36. En ese mismo lapso, los teléfonos de los imputados permanecieron simultáneamente inactivos, un detalle que la Fiscalía consideró intencional y coordinado para no dejar rastros.
A esto se sumaron los informes laborales que demostraron que Adrián Saavedra, quien trabajaba en Aguas de Salta como jefe de cuadrilla, se ausentó sin aviso de su trabajo el 27 de enero de 2017. Ese día se verificó además, que ninguno de los involucrados utilizó transporte público, reforzando la hipótesis de que se desplazaron en sus propios autos.
De acuerdo con la acusación, todos estos elementos permiten establecer una secuencia coherente que prueba la existencia de un plan común, con distribución de roles: Javier y el hombre no identificado ejecutaron el ataque dentro de la vivienda, mientras que Carlos y Adrián cumplieron funciones de apoyo, traslado y cobertura, asegurando la impunidad del hecho.
El asesinato de Jimena Salas ocurrió en el interior de su hogar, mientras intentaba proteger a sus hijas, y fue cometido en un contexto de violencia de género. Las pericias forenses determinaron que la víctima sufrió un ataque con ensañamiento y alevosía, en condiciones que la dejaron en total indefensión.
“La muerte de Jimena Salas fue el resultado de una acción planificada, ejecutada con engaño, violencia y desprecio por la vida de una mujer”, expresaron los Fiscales durante los alegatos.
La Unidad Fiscal interviniente destacó que el caso representa uno de los procesos más complejos de los últimos años en la provincia, tanto por la magnitud probatoria como por la necesidad de abordar la investigación de manera integral, en cumplimiento de la Convención de Belém do Pará, la CEDAW y la Ley 26.485.
Finalmente, solicitaron que se declare acreditado, a pesar del fallecimiento de Javier Nicolás Saavedra, que él fue el causante de la muerte de Jimena Salas. Esto se fundamenta en el derecho a la verdad de las hijas y la familia de la víctima, como un imperativo ético y moral para que las niñas conozcan toda la cadena de responsabilidades en el hecho histórico.
Asimismo, se solicitó que se reconozca la responsabilidad penal de Adrián y Carlos Saavedra como partícipes secundarios del homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, criminis causa, concurso premeditado de dos o más personas y femicidio, solicitando la pena de 12 años de prisión efectiva, la revocación de los arrestos domiciliarios, el alojamiento en establecimiento carcelario según el fallo “Caliva” de la CJS, la inscripción en el registro de Bancos Genéticos Provincial y Nacional, y el decomiso de los elementos empleados en la comisión del hecho.






























