Casi todos los barrios quedaron damnificados por esta tormenta imparable.
El tiempo se está sacando la careta en este verano húmedo y ardiente que le toca vivir a Salta. Todos los días una inundación, un desastre por granizo o viento descontrolado. Todos los días los eventos climáticos desconciertan con sus efectos y dejan al descubierto las grandes falencias estructurales de las barriadas provinciales, cuyos desprevenidos vecinos terminan pagando las duras consecuencias de una combinación nefasta: desinversión y miseria.
La nota la dio la localidad oranense de Pichanal entre la tarde del viernes y la madrugada de ayer. En sólo dos horas y media precipitaron 135 milímetros de lluvia que colocó a todo el pueblo bajo el agua. Se anegaron las calles de tierra (que son casi todas ahí), en algunas zonas las casas tenían casi un metro de agua adentro; explotaron dos transformadores, se cortó la luz y el agua; colapsaron las cloacas y los chicos chapotearon en la hediondez hasta llenarse de granos en la piel.
A la medianoche del viernes arribó a Pichanal personal de Defensa Civil de la Provincia para hacer un relevamiento de la asistencia que llegará entre hoy y mañana para cientos de familias arruinadas por este temporal de fin de año.
Los que asistieron durante toda la noche y la madrugada a los vecinos fueron los bomberos voluntarios de este pueblo de 50 mil habitantes. Catalina Suárez, jefa del cuartel, quién entró como voluntaria hace 16 años y es comandante desde 2009, detalló a El Tribuno: “En dos horas y media llovieron 135 mm y quedaron las calles y las casas tapadas de agua en casi toda la ciudad. También creció mucho el Río Colorado donde colapsó el puente ferroviario hace poco, al momento en que pasaba un tren con azúcar. Todavía hay dos vagones sin sacar”.
“La lluvia comenzó a las 17.30 aproximadamente y fue muy fuerte y constante durante dos horas y media. Después continuó hasta las 22 horas lloviendo más despacio. Se anegaron las calles, las viviendas de los asentamientos Fanchini, El Algarrobal, Misión Wichi y Misión San Francisco en sus tres etapas, que es el barrio más grande del municipio. El agua comenzó a escurrir recién a la madrugada”, agregó.
Los bomberos voluntarios del cuartel de Pichanal son 15. Todos salieron a prestar asistencia a los damnificados, pero “la gente no quería salir de sus casas por miedo a que les roben. En la zona centro de Pichanal había casas con el agua hasta la mitad de la heladera. El suministro de energía estuvo cortado junto con el agua por más de 4 horas porque explotaron dos transformadores en el barrio 9 de Julio. Fue un caos y ahora quedó un desastre”, comentó.
Lo que necesitan los vecinos
La comandante Suárez dijo que “las cloacas colapsaron y los chicos se bañan en esa agua sucia y se llenan de granos. La mayoría son ava guaraní y wichis; son muy pobres. Nosotros tenemos un ropero comunitario pero necesitamos donaciones de ropa, calzado, elementos de limpieza, repelentes porque hay muchos bichos y cremas para los granos como Adermicina”. Quienes puedan ayudar, llamar al 387 864-2998.
Fuente: El Tribuno
