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Las sectas, sus vínculos con las religiones, y los estereotipos en torno a su existencia

El investigador del Conicet especializado en Sociología de la religión, Alejandro Frigerio, explicó a Télam los vínculos de las "sectas" con las religiones y apuntó que "en el idioma analítico original, una secta es un grupo religioso que se organiza de una manera más informal que una iglesia" y "se supone que en una iglesia uno nace y en una secta uno se convierte".

"Las sectas dependen de un líder carismático", agregó. La palabra "secta" se asocia a la religión porque "originalmente eran un sector separado de una religión mayor. La Iglesia Católica decía que los protestantes eran una secta y a su vez los protestantes decían que los menonitas lo eran. En definitiva, esos grupos también después se convirtieron en grandes religiones", añadió Alfredo Silletta, periodista que investigó el tema. "En el uso cotidiano son grupos que por algún motivo se consideran sospechosos y se le pone 'sectas', principalmente porque en la década del noventa se empezó a armar en los medios un estereotipo de cómo eran las sectas", completó Frigerio. Si bien la palabra "secta" se usaba en el mundo de la sociología y la religión "tomó un nuevo cariz en los medios de comunicación a partir de noviembre de 1978, cuando en Jonestown, Guyana, el líder del Templo del Pueblo, el reverendo Jim Jones, llevó al suicidio masivo a un millar de personas", completó Silletta. A partir de allí, "los medios de comunicación comenzaron a utilizar abiertamente la palabra secta (o cults en el mundo anglosajón) con una fuerte carga peyorativa y muchas veces banalizándola al denunciar como secta a cualquier grupo diferente o minoritario", explicó el periodista. Sobre ese punto, Frigerio, doctor en Antropología, señaló que en la década de los 80 "comenzaron a ser visibles en Argentina los grupos religiosos no católicos como los evangélicos. Había libertad religiosa, pero estaba oculta porque con la dictadura militar la mayor parte de los grupos religiosos no católicos tenían un perfil muy bajo". Con la vuelta de la democracia, "estos grupos empezaron a hacer las cosas de manera más abierta, y sobre todo se hicieron visibles los pentecostales como el Pastor Giménez. Empezaron a alquilar estadios de fútbol o teatros", precisó y añadió que "a partir de ese momento se comenzó a hablar de grupos religiosos raros, sectas, 'las sectas invaden', 'las iglesias electrónicas'''. A su vez, en esa época "había grupos enrolados en una manera de interpretar la diversidad religiosa que estaba influenciada por teóricos norteamericanos, generalmente psicólogos que no tenían una buena idea de la conversión religiosa a la que veían bajo el modelo de 'lavado de cerebros' y con una visión muy simplificada de ese 'lavado de cerebros'". "A todos se los estereotipaba como sectas", dijo y remarcó sobre la "idea del 'lavado de cerebros' luego la hicieron más 'light' con la denominada 'coerción psicológica', pero que también se aplica a los grupos sospechosos". Frigerio hizo hincapié en que "hay una visión de religiones establecidas que deslegitiman a una competencia religiosa, pero por otro lado hay una visión secular que no entiende muy bien que en el siglo XX la gente puede entrar en grupos emocionales para los cuales la religión es algo importante". Y observó que "no sólo es una reacción religiosa para los que dominan el mercado religioso, sino también es una reacción secular ante la efervescencia religiosa que creían que ya no tenía sentido en la modernidad porque creían que la religión era un espacio privado de los individuos".

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