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Bolsonaro amenaza romper con la corte, abraza militantes mientras las cuarentenas salen de control

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, amenazó este jueves con desobedecer al Poder Judicial al advertir que no será un "pato manco" que no pueda gobernar y, en medio de un descontrol incipiente de las cuarentenas en las ciudades a contramano de las recomendaciones de las autoridades de salud, abrazó a decenas de personas en Porto Alegre y recibió cacerolazos.

El torbellino político en el que se encuentra Bolsonaro se dio al mismo tiempo que su Ministerio de Salud divulgaba que Brasil llegó a 5.901 fallecidos y 85.380 casos, superando a China, lo que lo ubica décimo en el ránking mundial del Covid-19. Bolsonaro afirmó que Brasil estuvo al borde de una "crisis institucional" y que fue "política" la decisión del Supremo Tribunal Federal que ayer suspendió el nombramiento de su "amigo" Alexandre Ramagem como jefe de la Policía Federal, luego de haber retirado al que había puesto el renunciante ministro Sérgio Moro. "Estoy molesto porque según mi parecer fue una decisión política. Yo respeto la Constitución, pero todo tiene un límite", afirmó Bolsonaro a los gritos. El juez Alexandre de Moraes, del STF, impidió el nombramiento de Ramagem como jefe policial tras hacer lugar a una acción del Partido Democrático Trabalhista (PDT, centroizquierda), que lo calificó como un desvío de poder que busca interferir en investigaciones. Bolsonaro en este punto recibió la solidaridad de su máximo rival opositor, el ex presidente Luiz Inácio Lula da SIlva, quien afirmó que un presidente tiene potestad para hacer nombramientos de personas que no estén sospechados de crímenes. "No voy a admitir ser un presidente 'pato manco', rehén de las decisiones de quien sea, se lo digo al señor Alexandre de Moraes. Esa decisión (impedir el nombramiento del comisario) es una afronta al presidente de la República", disparó en alusión a la definición del "pato rengo" que se usa en muchos países para definir a un gobernante que ve menguado su poder, pero en Brasil renguear se dice "mancar". Horas después, la Abogacía General de la Unión se negó a entregarle a una juez del estado de San Pablo los exámenes de COVID19 de Bolsonaro porque, supuestamente, el pedido hiere la intimidad del jefe del estado. Bolsonaro nunca mostró los exámenes que se hizo y menosprecia la letalidad de la enfermedad, a la que circunscribe a personas ancianas. Hoy, en declaraciones a la radio Guaíba, de Porto Alegre, dijo: "Quizás me infecté con el virus en el pasado y no lo sentí". Desde que a fines de marzo comenzó a salir a a abrazar seguidores y retrasar el pago de los 120 dólares a casi 30 millones de personas trabajadoras informales afectados por la paralización de la actividad económica, producto de una ley aprobada por el Congreso, el objetivo de Bolsonaro de luchar contra las cuarentenas parecen estar haciendo efecto en parte de la población. Bolsonaro acusó a los gobernadores de haber "fracasado porque no lograron bajar la curva con la cuarentena". La ciudad de San Pablo, epicentro del Covid19, tuvo este jueves niveles de tránsito normal y el miércoles una adhesión al aislamiento -que no es obligatorio como en Argentina- menor del 47 por ciento. Por eso, el intendente de San Pablo, Bruno Covas, planea cerrar calles y avenidas en los próximos días para evitar el traslado de las personas de los barrios más periféricos, donde explotó el contagio. Los barrios de la periferia de la mayor urbe sudamericana tienen una particularidad médica: la mortalidad es mayor entre los menores de 60 años en favelas y comunidades que en los barrios de clase media y de clase alta, según el boletín médico paulista. En Manaos, capital del estado de Amazonas, trabajadores de los cementerios denunciaron que tuvieron que apilar cajones en fosas comunes porque no dan abasto con los fallecidos, sobre todo porque hay subnotificaciones de personas que fallecen sus casas. En Río de Janeiro, el bolsonarista intendente Marcelo Crivella se sumó al gobernador Wilson Witzel para volver a ajustar la cuarentena: en la capital carioca no hay más camas con respiradores disponibles y las más cercanas están en Volta Redonda, a 80 kilómetros. Crivella puso una sala de terapia intensiva en la favela Rocinha, la mayor de la ciudad, dentro de la sede de la Iglesia Universal, de la cual es pastor y cuyo fundador es su suegro, el magnate bolsonarista Edir Macedo, dueño de la TV Record. En Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande do Sul, fronterizo con las provincias argentinas de Corrientes y Misiones, Bolsonaro asistió a un evento del Ejército y volvió a saludar sin barbijo a militantes de la ultraderecha. En el acto, el jefe del Ejército, Edson Pujol, y el vicepresidente Hamilton Mourao, le negaron el saludo con la mano y un abrazo al presidente: por recomendación médica, ambos lo saludaron con el codo.

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